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Dos años de LA LIBRERÍA DE PIMIANGO. Inauguración de "El Cheru del Engaltro"



Dos años lleva abierta La Libreria de Pimiango; librería- taberna, de manos de Esteban llegó al pueblo una nueva manera de entender la cultura y el ocio, a la vez que un lugar de encuentro de escritores y artistas, amigos y vecinos que quieren disfrutar de la lectura, de la música, de la escultura, de la pintura o simplemente de compañía mientras te tomas algo.

Esteban comenzó este pasado sábado participando en el XII Encuentro de Pueblos Ejemplares, de la Fundación Princesa de Asturias, y terminó el día celebrando el segundo aniversario de la Librería acompañado por familia, colaboradores, como Estelle Roulier y amigos e inaugurando el nuevo espacio llamado El Cheru del Engaltro, (La Casa del Abrazo, en mansolea) gracias al empeño de Arsenio por tener un lugar de encuentro, quién también explicó su implicación en el proyecto.

Esteban contó cómo había surgido la idea y cómo se fue realizando; dio las gracias a todos los que le ayudaron a completar su sueño.

Algunos amigos participaron en el evento: Ramón Alzola y Alfonso Lantero, quienes leyeron algunas de sus poesías; Juan Ramón Lucas; Nacho de Carlos, que anunció la publicación de un periódico mensual que se llamara Chicoria, además de la música de manos de Chus, Marisa, Virginia, Txubio, Jamie y el duo Mestura.


Recogemos la dedicatoria de MARISA LÓPEZ DIZ a éste proyecto:


Toda gran obra nace de la incertidumbre,

con vocación de permanencia,

pero frágil y sencilla en sus inicios.

Nace siempre tan pequeña y temblorosa

que resulta casi invisible a los ojos del mundo,

casi abandonada a su suerte

y apoyada en los dientes de los leones.

Y, sin embargo, una fuerza

desconocida y milagrosa

hace que crezca

radiante, imparable y multiplicadora,

igual que un espejo bajo la luz del sol.


Es así como aquí en Pimiango,

en la Chicoria de los mansoleas,

nació La Librería

como un viaje interminable,

no a ninguna parte, sino

a todas las partes del mundo,

a todas las partes del alma.


Y, así, La Librería se convirtió

en agua para el sediento,

en semilla y oasis en el desierto,

en mandrágora y enredadera,

en pan, arcilla y sal,

en luz y sueño, en hambre y alimento,

en el lugar en el que, quien llega,

encuentra siempre

la música de la palabra

esperándole

como la mejor de las bienvenidas.


Como dijo Federico García Lorca:

Yo si tuviera hambre

y estuviera desvalido en la calle

no pediría un pan,

sino que pediría medio pan y un libro.


Gracias, Esteban (y a todo tu equipo)

y gracias, Arsenio,

por hacer de vuestra casa

también la nuestra.

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